Los días largos
Hace algo más de un par de lustros, pasé uno de los peores veranos de mi vida. La que era mi pareja, rompió conmigo pues, seamos honestos, yo necesitaba mejorar bastante (y sigo necesitándolo). Recuerdo que aquellas semanas eran… eternas, el tiempo era una lija que me raspaba el alma con cada segundo, y el dolor de estar lejos de ella, y haberla perdido, era algo insoportable. cada hora eran 3600 segundos de dolor y lágrimas… qué bonito es el amor, incluso así. Mi problema, entonces, era que nada conseguía que dejara de pensar en aquello, no había película capaz de evadirme ni libro que pudiera rescatarme, a ella me recordaba cada película y la lectura nunca fue una clara aliada mía, y sí algo en mi lista de tareas pendientes. En aquella agonía, puse casi por error unos capítulos de una serie que había descartado ver pues pensaba que eran dibujos animados, y no era nada así, era un Star Trek algo chungo, era Babylon 5.
Vi uno y después otro, hasta que me atrapó su argumento, un clásico «el bien contra el mal» decorado con grandes citas y reflexiones, y un montón de razas dando tumbos en el espacio. Aquella serie es sagrada para mi desde entonces, pues consiguió por primera vez, que pasara unas horas sin pensar en aquello que me comía el alma y que me quitaba las ganas de todo. Había perdido 12 kilos, y seguro que poco a poco, los fui recuperando capítulo a capítulo, mientras me preparaba para vivir en un mundo sin ella, y temporada tras temporada… me fui curando, y cuando acabé la serie, estaba mucho mejor.
Este fin de semana he recordado aquella sensación de desasosiego, una acumulación de tragedias me hizo estar triste, perdido y agobiado, como si volviera a tener menos de treinta. Y en ningún momento pesa tanto el vacío, en ningún momento es tan insoportable la soledad… cómo cuando quieres llorar, y no tienes un hombro en el que puedas hacerlo.
Mañana girará de nuevo el Universo, las cosas se recolocarán en su sitio, y dónde hay oscuridad, también habrá sitio para una luz. Pero no está de más que me recuerde a mi mismo, que caerse está permitido, pero levantarse… es obligatorio. Incluso para ser optimista crónico… hay que visitar de vez en cuando el lado oscuro y volver, con una lección, furia en la mirada y la intención de darle la vuelta a esta charada, para sacar lo mejor de ella cada día.
¡Ánimo precioso! Sigue nadando entre series y trata de evadirte con cositas que te hagan sentir bien; seguro que pronto giran las tornas y todo vuelve a la normalidad :) ¡Un beso enorme!
Ánimo! Y si necesitas un hombro, siempre tendrás el mio igual q un día yo tuve el tuyo. Pero solo unas horas… Q luego hay q levantarse. Un abrazo muy fuerte
Jo, gracias bonita
Un abrazo enorme