Las arenas gallegas del tiempo

Estos días está en boca de todos la película del Príncipe de Persia, y el nuevo juego que han sacado… este fin de semana me recordaba mi madre la primera vez que llevé aquel juego a casa. Me lo había dejado un conocido que era arquitecto y que disfrutaba de su fluidez en un carísimo 386 con coprocesador matemático (387), ¡Qué tiempos aquellos! Le llamaban el «juego del maricón», por la manera de moverse… qué bien que haya evolucionado… la sociedad y sus prejuicios, quiero decir.
Al evento friki de Star Wars no le dedicaré mucho, habrá cientos de fotos por ahí, las mias están aquí, habría sacado más de no se por un accidente con la cámara… pero tras un día en la UVI, ya respira de nuevo.

Las arenas del tiempo, que aparecen en el juego, me vinieron a la mente estos días en Galicia….

A veces, mi querida ciudad esconde inesperados reencuentros, llevando a mi mente de nuevo una de mis frases favoritas «Lo imposible está al caer«, porque a menudo, algo imposible para ti mentalmente (o como diría Sheldon… improbable) te sucede, desencadenando patrones de pensamiento diferentes a los habituales, retrocediendo tu alma en el tiempo a cuando todo era tan diferente. Me se ocurre que fusionando TBBT y Eduardo Mazo podría tener una cita «propia»:
«Lo improbable está a punto de suceder»

En esta ocasión, tuve tantas nuevas respuestas como preguntas…

– En Santiago me encontré con una chica a la que le dí mi primer beso en Galicia, con 13 años. Seguía igual, sin apenas nada que contar, y empleó los 45 segundos de conversación en quejarse del panorama laboral.
– Compartí un café y una tarde de paseos con una chica de la que estuve «enamorado» hace… 12 años, y de la que siempre supe estaba destinada a una interesante evolución personal. Una vez pasados algunos baches, ahora tiene vía libre para ascender por el camino enrevesado de la vida… me alegró mucho verla tan bien
– Visité de nuevo el Faro de Mera, y sí… es tan perfecto como lo recuerdo en mis sueños, la calma es total, la brisa tan suave… y aunque han reformado el faro, la magia sigue allí.
– Asistí como espectador a la pesadilla de una noche de fiesta en el Orzán, y el exagerado alcoholismo me hizo pensar que si Klaatu nos visitara, quizás no mereceríamos una segunda oportunidad.

Y aunque no tomé el sol pa tostarme como quería, si pude resolver muchas otras cosas que tenía en mi lista… y me volví contento, sorprendido, con muy pocas ganas de abandonar mi tierra, dejando atrás esa paz, esos rincones perfectos en los que el mundo te da muchísimo más de lo que puedes absorver, dejándote «lleno» hasta entre los poros de tu piel…
Y así me volví, lleno, tras haber nadado en las arenas del tiempo, con sed de gente, de mundo… de mañana

Ah! Y hablando de las arenas del tiempo, esta semana es…mmmm… bueno, da igual, así conservo mi ausencia de expectativas.