Evolución, Cambios, Vida

Ayer por la noche pude volver a disfrutar por segunda vez de Gran Torino. La paladee despacio, tranquilo, sintiendo el momento, en compañía, dejándome llevar por el buen cine de la mano del tío y maestro Clint.

Al acabar, no pude evitar emocionarme, y mientras se formaba ese nudo que me impide hablar después de una buena película, buscaba retomar el control de mis emociones y el habla, cuando de repente… perdí por completo el control de los sentimientos. Vino a mi una imagen 9 meses antes, con los sentimientos que me merodeaban, las circunstancias en las que ví la película… y me tuve que refugiar en el baño, contenter sin éxito aquello que quería aflorar, esa tristeza reprimida, ese dolor… y una sensación de que aquella vez que ví la película por primera vez, no sabía lo que me esperaba, lo duros que serían los meses siguientes, y por un momento, sentí de nuevo todos aquellos momentos en los que pensaba que mis fuerzas no serían suficientes, los días en los que no sabía si podría salir de ese agujero con algún resquicio de alegría que disfrutar después… Sentí todos esos meses en unos segundos, la lucha, la oscuridad, la salida, la esperanza, la luz… y me pudo… tuve que contenerme para que la lluvia no se convirtiera en catarata, pero nada mitigó los sentimientos… que fueron como un huracán de imágenes…

Creo que las lágrimas que no intentaba contener decían muchas cosas… decían algo así como: «Parecía imposible, pero conseguiste sobrevivir… perdiste tanto en tan poco tiempo, sufriste tanto… pero sobreviviste… eres más fuerte de lo que crees, tuviste que bajar al infierno para ser capaz de ver el cielo… y por haber venido de allí, ahora eres mejor…»
En aquel momento, sentí ganas de llorar durante horas por todo lo que había pasado, de encerrarme en mi cama y de llorar hasta que el cansancio me durmiera… pero abrí la puerta, y me esperaba una amiga sonriente y un abrazo, y ya no lloré mas.