A veces hace falta solo… escuchar

No hace mucho, pasó por delante de mi una cita muy interesante, que decía:

«The biggest communication problem is we do not listen to understand.
     We listen to reply.»


o en español:

«El mayor problema de comunicación es que no escuchamos para entender.
     Escuchamos para responder.»


Lo comenté en una conversación, y vi como al poco esa persona lo usaba para explicarle a otra que uno de sus problemas de comunicación es lo desconectada que está a veces en las conversaciones, y cómo lo transmite.

El otro día pensaba en un conflicto que tuve con mi madre y que sacó a mi mayor demonio, aunque lo pillé a tiempo saliendo de su jaula y la cerré con candado. Tras una clásica conversación sobre la vida, de algo más de una hora, le hice comentarios sobre mi hermana pequeña y su falta de gratitud en un tema concreto, así como un cierto pasotismo por no haberme mandado un mensaje tras volver a su casa después de haber estado por Madrid, nada serio y algo de lo más normal. ¿Qué hizo mi madre con eso? Pues fue a echarle la bronca a mi hermana, y la pobre me envió un mensaje disculpándose… ahí solo faltó una pistola de mi madre en la sien de mi hermana. Cuando recibí aquel mensaje pensé en llamar a mi madre, y honestamente, le habría dicho alguna cosa dura. Pero tras pensarlo detenidamente, me di cuenta que el imbécil era yo por creer que si le digo algo a mi madre, no lo radiará por el otro lado según le apetezca, y ¿en qué situación me deja eso? Pues que si quiero ser mínimamente inteligente, si tengo algo que opinar de mi hermana se lo diré a ella, y desde luego, no más comentarios de nadie a mi madre para evitar que mueva la información a su antojo y fuera de contexto. ¿Puedo hablar de ello con mi madre? No, no tiene esa capacidad de entender ni aceptar constructivamente un comentario, se pondría a la defensiva… y me escucharía para responder, y no para comprender, o se echaría a llorar, o sacaría alguna mierda de hace mil años a la palestra, así que… reitero, soy yo el que debe ser consciente de con quien se puede hablar y con quien no, y obrar en consecuencia.

También pensaba en que, a veces, solo hace falta escuchar. Quizás mi madre no lo entienda, pero a veces una persona (en este caso su hijo) solo necesita ser escuchada, sin más, sin que ella tenga que echar broncas o dar consejos o azuzar una actitud mía para que haga algo que no quiero hacer. No, lo que hace falta es eso, escuchar, sin tener la obligación ni la intención de responder, tan solo escuchar de verdad, conscientemente, de corazón, eso es lo realmente importante y lo que marca la diferencia.
Incluso con un niño pequeño, que apenas sabe hablar, ya pasa eso. ¿Creéis que un niño no sabe cuándo lo escuchan o le hacen caso y cuándo no? Si le prestas atención plena lo notan, y lo agradecen, y a todos nos pasa. A veces en muchos conflictos de pareja, él o ella abandonan a su pareja por otra persona… y no ya por que sea más guapa más joven o mejor, a veces tan solo es por ese importante matiz de que la otra persona les escucha, y pocas cosas hay más importantes que sentirte escuchado, aunque no siempre seas comprendido, pero sí… escuchado.

Otra cosa que se aprende con los años es a sentirte bien por encima de todo y de todos, tanto si eres escuchado cómo si no es así.
Pero eso… ya es otra historia.

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