Se nos acabó el amor de tanto usarlo

— Entonces ¿Cómo te sientes? — me preguntó ella sonriente, metiéndose tan dentro de mi como podía con aquellos infinitos ojos azules. Le devolví la sonrisa, no podía hacer otra cosa, aunque mi corazón estuviera gris y la ilusión que veía en su mirada no fuera más que un cruel...