La vergüenza

Un sentimiento tan tonto como inútil es la vergüenza, y es dañino como pocos.

Hoy es el cumpleaños de una gran amiga, mi querida Desi, y en los últimos años nos hemos visto menos que antes, entre su agenda que ni aún ampliada tiene huecos y sus dos polluelos, no está fácil, pero por otro lado no hay que obviar que me he acomodado y he dejado de buscar hueco con insistencia, pero… ¿Hay algo más? Sí, y es vergüenza, por duro que suene. Tras tantos años ausente, con los niños tan grandes, me da vergüenza aparecer de nuevo en su vida, yo de lejos los he visto crecer… y ellos, no saben quien soy. El tiempo nos ha separado, pero el cariño no ha menguado, y cuando piensas en ver a esas personas te imaginas si será algo natural, te harán reproches de «ya deberías dejarte ver más» u os habréis vuelto semidesconocidos.

Lo mismo me ha pasado con más gente. Si he tenido alguna bronca con alguien, con el paso del tiempo se diluye y no quedan más que unas cenizas que casi ni recuerdas de que son y un cariño enorme forjado con esa persona antes de un conflicto que nos separa. Y cuando piensas en ese cariño y en que te gustaría retomar la amistad ¿Cómo lo haces? Supones que la persona pensará «Y este qué coño pinta aquí ahora«, o quizás, como me ha pasado alguna vez al reencontrame con alguien, seas una sorpresa agradable. Hay personas con las que no tienes conflictos pero que el tiempo te separa de ellas sin mas, y no sabes si la conversación que es vuestra amistad está en pausa o sencillamente ha concluido. A todos nos gustaría ser una huella preciosa en la vida de otras personas, pero por desgracia… no siempre puede ser así, y aunque duela, debes mirar al frente y seguir nadando caminando.

Qué dañina es la vergüenza, con lo bonito que es decirle a alguien «Te quiero y te echo de menos» o un «No consigo olvidarte«, un «Me he acordado tantas veces de ti» o un «Nadie nunca cubrió el hueco de tu amistad«. Menos poesía y más coraje, hay que luchar por esas pulgadas, en las relaciones y la vida, y plantarle cara a lo que nos separe de quien merece nuestra amistad. Y sobre todo, no hay que dejar ningún «Te quiero» sin decir, no debe dar vergüenza decirlo ni debemos temer que la otra persona no sepa interpretarlo (pues igual lo usa solo en relaciones de pareja), es mucho peor dejarlo en silencio.

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1 respuesta

  1. E. dice:

    Estoy esperando mi «Te quiero» el mio ya lo tienes. :) E.

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