Salvando distancias…

Las almas se tocan, y los amigos nunca se separan.
No recuerdo quien dijo eso, ni lo buscaré en Google.
Es un regalo de vida, en forma de caricia, conexiones que pasan años a la intemperie, entre cenizas y lejanías, siguiendo tan vivas como el primer día.
No abundan, y eso le da más valor a la poesía.
Cruzan tormentas tropicales, anclan los pies en la tierra entre tornados y lloviznas.
Y creyéndose fuertes, inmortales, se hacen vulnerables y pueden ser heridas. Se crean distancias, no de las de los mapas, sino de las reales, las nocivas, y una mala pareja o una bifurcación compleja alejan de ti a tu amiga, un trozo de tu alma compartida. ¡Qué injusto el mundo! ¡Qué gran colmena!
 
Ayer en el parque escuché como le decía eso, una abeja… a otra abeja.