La séptima ola

«Porque me apetece.
Y porque no quiero esperar en silencio la séptima ola.
Las primeras seis son previsibles y equilibradas. Se condicionan unas a otras, se basan unas en otras, no deparan sorpresas. Mantienen la continuidad. Seis intentos, por más diferentes que parezcan vistos desde lejos, seis intentos… y siempre el mismo destino.
Pero ¡Cuidado con la séptima ola! La séptima es imprevisible. Durante mucho tiempo pasa inadvertida, participa en el monótono proceso, se adapta a sus predecesoras. Pero a veces estalla. Siempre ella, siempre la séptima. Porque es despreocupada, inocente, rebelde, barre con todo, lo cambia todo. Para ella no existe el antes, sólo el ahora. Y después todo es distinto. ¿Mejor o peor? Eso sólo pueden decirlo quienes fueron arrastrados por ella, quienes tuvieron el coraje de enfrentarla, de dejarse cautivar.»


Imagen de Eleone Chan de su entrada sobre ambos libros.

Ese pasaje, con el que no desvelo nada del argumento (como los que he ido publicando de la primera parte), es mi favorito del libro que por fin he acabado anoche. Y digo «por fin» no por mi, sino por la «presión» popular recibida a tal efecto. Uno de mis defectos con los libros, es que ellos me susurran cuando debo leerlos (¿Qué? Otros hablan con las cabras…), y cuando me entrego a ellos, aportan unas respuestas… en el momento que las necesito (o eso, o han empeorado mis delirios).
Sin estropear nada a quien no lo haya leído, Cada Siete Olas hereda el gran nivel del primero en lo que se refiere a una conversación legendaria, con algo más de madurez, y siendo, eso si, bastante más previsible. Siendo una necesaria conclusión, no aporta mucho más, aunque he tomado más notas que en el primero al hacer interesantes reflexiones sobre cómo entendemos el amor y las parejas.
Sin duda, para quien lea el primero, será inevitable coger este con ganas.
Me encantan ambos libros (y sí, más el primero) por la humanidad tras ellos, el interesante viaje por los sentimientos que plantea una gran conversación. Leer cosas así me inspira, sin duda, y me recuerdan de algún modo, que no estoy tan loco… esperando esa séptima ola… cuando hasta ahora he contado seis.

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Por cierto, muy apropiado este tema… música en vivo, en un café alemán.

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2 Respuestas

  1. Moona dice:

    Me sumo a recomendar ambos libros, que he disfrutado de principio a fin. Leí el primero ávidamente y me hice con el segundo de inmediato, sabiendo que quería más. No podía hacer como que el libro no estaba en mi mesilla de noche y dedicarme a otra cosa, porque a mí me «susurraban» a diario, y sé que volveré a leerlos muy despacio, para disfrutar de nuevo de muchas párrafos de los que te calan hondo, como el que copias aquí.

    Te debo las gracias por recomendármelos :)

    ¡Un abrazo!

  2. Tegala dice:

    Acabé «Cada siete olas» hace casi una semana y el fragmento que publicas es el que más me gustó a mi también.
    Mi opinión sobre Emmi es que me pareció un personaje previsible y algo inmaduro en muchas ocasiones pero… es mi opinión; sin lugar a dudas el autor mantiene sus contradicciones de principio a fin… con todas las turbulencias internas que seguro, la hacían ser como era en algunos momentos, eso me gustó.
    En Leo me gustó el aguante, el saber estar, estando y no estando a la vez, con sus ausencias y sus naufragios… pero es mi opinión.
    Gracias por la recomendación, me gustaron ambos libros y pasé momentos muy gratos.

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